Theinhko y El Rey Pepino

Situémonos: Birmania, siglo X de nuestra era. El rey Theinhko emprende la huida tras ser derrotado en el campo de batalla. Tras largas horas de marcha, exhausto y sediento, encuentra una huerta en la que crecen frutos tentadores. Seducido por su aspecto de los vegetales y acuciado por el hambre decide comerse un pepino para recuperar fuerzas, escasas tras el combate y la persecución. Al fin y al cabo es el regente, su poder es casi omnímodo sus súbditos le deben obediencia y respeto, ¿no? Mientras come con delectación aparece en escena Nyaung-U Sawrahan, propietario del huerto, los pepinos... y un temperamento digno de Júpiter. Encontrar a alguien robando en su huerta está muy lejos de su definición de "divertido", así que ni corto ni perezoso manda al monarca al corral de los quietos, esto es, lo ejecuta in situ y sin contemplaciones. Las noticias no tardan en llega a oí dos de la reina Theinhko y el campesino es conducido al palacio real, donde se le oculta y viste con ropajes reales. Ante la amenaza de un levantamiento de la plebe la reina decide aceptarle como esposo, convirtiéndose de esta forma Nyaung-U Sawrahan en Taungthugyi Min, o El Rey Pepino.

Como curiosidad, decir que además de por el pepino, el nombre de Taungthugyi Min pasará a la historia por ser el impulsor de la construcción de varios templos en Bagan, siendo el más conocido el de Pahtothamya. La leyenda del rey y el pepino tiene equivalentes en la tradición Camboyana

Los frutos robados tienen muy buen sabor, pero a veces es mejor ir a la frutería.

¿Qué sonaba? Gandalf - Gandalf (Capitol, 1968)

1 comentario:

Mónica Ezquerra Gutiérrez dijo...

te acuerdas de las broncas del abuelo y los tirones de orejas cuando robábamos cerezas, teniéndolas en casa?
Pero es que esas claro que sabían mejor!!!!! mucho mejor