Los días berlineses

Las capitales mundiales, gigantes cosmopolitas, casi siempre apestan. O hacemos que apesten. Estrés, ruido, asfalto, tráfico, mal rollo... un coñazo. Si me dan a elegir, me quedo con el pueblo de tu abuelo; las ranas, los gorriones y la tasca local, punto de encuentro del paisanaje, fuente inagotable de anécdotas y chismorreos, partidas de mus y vinos servidos en vasos chatos.

En Berlin, sin embargo, encontré otro tipo de capital, muy distinta a las que he conocido hasta ahora. Llena de árboles y buenas vibraciones, de bicicletas y respeto, de lógica natural y aprovechamiento del espacio.
Un banquete sensorial para los amantes de la arquitectura, el arte, la comida, la naturaleza... multifacética es un adjetivo que no le hace justicia. Todo parece tener cabida en Berlin, nada se desecha, todo se recicla. Llena de expresividad y gentes creativas, cada esquina parece albergar una galería, un estudio, una escuela, un taller, una academia, una escuela, una sala. Desde el reciclaje más artesanal hasta la construcción más avanzada. Madera martilleada, acero y cristal. Volúmenes de imposible modernidad en la fachada de los edificios, columnas y arcos marcados por impactos de bala.

Berlin mira al futuro, pero exhibe sin pudor las cicatrices de su historia menos reciente. Hace sesenta años fue el epicentro de una guerra que convulsionó al mundo. Durante casi cuarenta, el punto de fricción de dos regimenes antagónicos. El conflicto la ha asolado varias veces, pero nunca ha penetrado en sus entrañas. La gente se impuso y derribó un muro bajo cuya sombra cayeron muchos berlineses. Ancianos y jóvenes, bebés incluso. La gente se apoderó de la ciudad. Y la ciudad sigue en sus manos. Una ciudad hecha por y para personas, en la que los excesos urbanísticos no parecen tener cabida, en la que lo medido, sostenible, ponderado, equilibrado, pausado... es norma. Es silenciosa. ¿Lo hubieras dicho?

Raramente se ve policía en los barrios "conflictivos", no digamos en las zonas céntricas. El acceso al transporte público no está controlado, pero todo el mundo tiene su billete. El tejido social funciona como una célula perfectamente irrigada. Existen una conciencia de y respeto a la individualidad chocantes. Tantas formas como personas, nadie parece juzgar, las miradas no se esquivan, la gente se sonríe por la calle. Cada uno está a lo suyo pero no va a lo suyo. ¿Pareces perdido? Alguien se acercará y, amablemente, preguntará si necesitas ayuda.

Fue en Septiembre e hizo buen tiempo. Incluso calor. Hasta en eso tuvimos suerte. No es de extrañar que tengamos un recuerdo idílico. La fresca inmensidad de Tiergarten, el espectacular
paseo desde el Reichstag hacia el oeste siguiendo la ribera del Spree, el sector oriental, Treptower Park y sus mastodónticas estructuras soviéticas, la espiral de Kreuzberg (sushi, cervezas, dulces turcos), el atardecer (cerveza en mano) sobre los canales de Monbijou, los paseos nocturnos por Oranienstrasse y, por encima de todo Sansoucci, ese mundo fuera del mundo que se constuyó a capricho Federico II en la cercana localidad de Postdam. Los mil rincones naturales y artificiales que dejaron nuestras cervicales en reserva. Anonadados y extasiados. Nunca fui tan feliz ejerciendo de turista, pedaleando en una bicicleta hecha para destrozar posaderas. ¿Me obnubiló la experienia? ¿Soy fiable? Pregunté y todos los que la han visitado contestaron lo mismo: Berlin encanta, invita a volver, hace que desees volver.

Yo volveré. Con mi bici... y a ver Watergate.

¿Que sonaba? Raphael Saadiq - The Way I See It (Columbia,2008)

Campos de fresas para el presente

"La vida es eso que sucede mientras planeamos el futuro" John Lennon.

Miembro de un ignoto cuarteto de Liverpool, escribió varias docenas de perlas Pop, frivolizó sobre Jesucristo, se casó con una mujer de oblicua sonrisa, puso los pelos de punta al FBI y le echó un sonado pulso a la administración estadounidense que finalmente ganó. Símbolo de la paz y también la autodestrucción, un fanático le acusó de matar a la banda más grande de la historia y le condenó a la misma suerte. Las armas calientes nunca trajeron la felicidad.

¿Qué sonaba? Erol Alkan - Resident Advisor 171

Henry Rollins: Palabra de Trueno

¿State Of Alert? ¿Black Flag? ¿Rollins Band? Si has hecho los deberes, pequeño Punk, estos nombres deberían tan familiares para tí como los lunares que tienes en la cara. Si no te suenan, más vale que te pongas las pilas: eres como una silla con tres patas. Pero debes buscar esa información esencial en otra parte, porque hoy no va de música. Quizá otro día. Hoy va de palabra.

Mr. Rollins es un tipo
cabreado. Cabreado e intenso. Para nuestra suerte (y la de nuestra integridad física), canaliza toda esa energía de forma creativa a través de múltiples actividades. Escribe libros, hace programas de radio y televisón, actúa en películas, lleva una editorial, toca en bandas (bueno, ya no tanto)... y hace monólogos. Me eduqué en su faceta musical, y no fue hasta hace unos años que descubrí su torrencial producción hablada. Construida a partir de actuaciones en directo y lecturas (parciales o completas) de sus libros, el Rollins de los "Spoken Word" revela mútiples facetas del personaje, sobre todo uno de los aspectos menos conocidos de su personalidad: cabreado e intenso, sí, pero también increíblemente divertido. Repleta de anécdotas, comentarios y observaciones hilarantes, "Provoked", "A Rollins In The Wry", "Think Tank" y la serie "Talk Is Cheap" son un festín para el fan en el que le escucharás hablar largo y tendido sobre cómo es la vida tras los cuarenta, las mujeres, el infierno de Los Angeles (y sus autopistas), Kiss, la guerra de Irak, los niños, Hollywood, la ira, los Ramones... y por supuesto, George Bush. Esto a modo de somerísimo resumen, pues su incontinencia verbal hace imposible enumerar la cantidad de temas que tienen cabida en estas presentaciones. Rápido y cortante como un estilete, hace reir pero también pensar, y cuando se pone reflexivo resulta que también es un tipo sensible. ¿Rollins? ¿Sensible? Oir para creer: la descripción de sus experiencias en los slums de la India es escalofriante.

Muy recomendable resulta también "Eric The Pilot", dedicada esta a un solo tema: sus aventuras junto a Eric, piloto que se encarga de hacerle llegar a tiempo a uno de sus shows y personaje digno de estudio antropológico aparte. En otros registros se mueven "Black Coffee Blues", "Nights Behind The Tree" y "Everything", mucho menos vertiginosas y centradas en su faceta como escritor. Historias de ficción, en algunos casos musicadas (por Chris Haskett, Rashied Ali y Charles Gayle), interesantes pero sin el látigo vebal de sus monológos. Recomendable por la temática, no tanto por la ejecución, es "Get In The Van", en la que lee a velocidad de vértigo los diarios de gira que escribió entre 1981 y 1986. Durísimo relato sobre la vida en la carretera, con un poco más de énfasis hubiera sido el opus definitivo sobre Black Flag.

Saca el herrumbre a tu inglés y pon la máquina a funcionar. Más información en http://www.21361.com/

¿Qué sonaba? Perico Sambeat - Flamenco Big Band (Universal, 2008)

Brian Johnson se retira

Se veía venir, pero no deja de resultar chocante, Brian Johnson, vocalista de AC/DC desde 1980, anuncia que deja la banda despues de la gira Black Ice Tour. Se ve viejo, pero más viejos están los Stones y por ahí siguen haciendo el mono, con bastante menos dignidad que la banda de los australianos, cabe añadir. Esperemos que el poder de convicción de los hermanos Young le saque de sus trece y podamos disfrutar unos cuantos lustros más de su presencia escénica.

Brian, no nos dejes huerfanitos.
¿Qué sonaba? AC/DC - Back In Black (Epic, 1980)

Ecoalf: recicla esa botella

Fun & Basics es una empresa con sede en Madrid fundada a medidos de los 90 por Javier Goyeneche, un emprendedor para el que estilo y respeto hacia el medioambiente van de la mano.

Surgida como marca de diseño de bolsos y complementos, el éxito de sus primeras colecciones se ha visto empequeñecido por su mayor logro hasta el momento: la creación de Ecoalf 1.0, un tejido polivalente fabricado con botellas de plástico recicladas que es, a su vez, 100% reciclable. Sí, tejido (400 puntadas por milímetro cuadrado) producido en Taiwán a base de plástico, pasen y vean. Existen cuatro versiones, aunque de momento sólo Ecoalf 1.0 ha sido utilizado de forma intensiva en la producción de una colección de viaje (mochilas, trolleys, bolsos, etc.), actual estandarte de la marca. En la recámara del departamento I+D, versiones superiores (2.0, 3.0 y 4.0) con mayor variedad de texturas y diseños, con los que aumentar las posibilidades de diseño sin renunciar a la apuesta ecológica. El objetivo para 2012 consiste en que
el 80% de su fabricación sea producto reciclable.

¿Motivos para optar por Ecoalf? Abundantes para los que siempre tienen la cuestión ambiental en su agenda: libre de PVC, adhesivos biodegradables, completamente reciclable (desde las ruedas a la cremallera). El componente estético y funcional también es un punto a favor:
diseño muy atractivo, material muy ligero, resistente, flexible e impermeable. ¿Que te cansas de ella? No te preocupes: acércate a la tienda, entrégala y recibirás un descuento sobre la siguiente compra. Gran política de marca. Los precios, como casi todo lo reciclable, resultarán un poco más caros que los del equipamiento convencional, pero si lo tomas como una inversión en el futuro de tu/nuestro planeta sin duda merece la pena.

Información, contacto y catálogo de Fun & Basics

¿Qué sonaba? Mastodon - Crack The Skye (Reprise, 2009)

Electrodes & Wires. 2009.09.11 @ Maria Am Ostbahnhof.

Noche sorprendente. La elección, a juzgar por el cartel y la ubicación, hacía presagiar tormenta Techno... pero en lugar de chuletón como plato único tuvimos dieta variada y macedonia de sabores.

Torsten Pröfrock lleva lo suyo en el mundo de los sonidos sintéticos y minimales, ya sea en la escudería Chain Reaction (Resilent, Erosion, Various Artists) o en su propio sello DIN (Dynamo, Log). Actualmente ostenta titularidad en Monolake y se lo hace solo con T++ en directo, Dubstep puro sin cortar, pendenciero, aplicado al estándar de Reino Unido y aportando idiosincrasia Alemana. Están la profundidad, la densidad y los bajos semi-sólidos, pero también una inquietud rítmica emparentada con el Jungle en la complejidad de los acentos que hipnotiza. Si se quiere avanzar hay que poner las cosas difíciles y, aunque a veces cueste seguir sus requiebros, la experiencia es un grado que en el caso de este hombre garantiza calidad. Con métodos tan expeditivos, no sería extraño verle haciendo menear la cabeza a la tropa de East End londinense.

De Surgeon esperaba una sesión más opaca, más Techno, y aunque el británico sí le dio al óxido en la primera sección no tardó en desplegar la paleta de colores, mezclando negros con rojos, azules, amarillos y verdes, especialmente en un último tramo muy abierto y expansivo, casi House. Sigue jugando a la hibridación entre Techno y Dubstep, estrategia que funciona muy bien en las transiciones. Sólo en algunos momentos sacrificó la arquitectura en favor del artificio, hecho que se tradujo en un gran tono general aunque deslavazado en algunos momentos. Es la dificultad de abordar muchos palos, el resultado final se enriquece pero no siempre es fácil hacer que todo encaje. No cambió el rictus en toda la sesión, y se fue ovacionado por la parroquia, que huyó en desbandada. Chiquito en estatura, grande en planteamientos.

Al pobre Adam X le tocó lidiar con una sala medio vacía en la que sólo unos pocos fieles/zombies manteníamos la actividad. Pintaba bien su maquinaria Techno Industrial, pero la perspectiva de un larguísimo viaje el día siguiente nos hizo reconsiderar y retirarnos hacia Kreuzberg. Y es que desde Maria Am Ostbahnhof no se ve desde mi casa.

¿Qué sonaba? Technicolour Web Of Sound Internet Radio

The Allman Brothers Band - Woodstock & New York (Woodstock Tapes, 2007)

Dado que no abunda, siempre es gozoso acceder a material videográfico de los Allman. No pierdo la esperanza de que algún día, en algún arcón oculto, aparezcan grabaciones protagonizadas por la banda original (existen, lo sé, las he visto: Fillmore) de la suficiente calidad como para ser tenidas en consideración. Mientras tanto, nos apañamos con los "nuevos" Allman vía el archiconocido "Live At The Beacon Theatre" y este más reciente "Woodstock & New York". Reciente sólo en cuanto edición, dado que las grabaciones son bastante anteriores: 1994 la de Woodstock, 1990 la de Nueva York. La formación básica es la misma en los dos conciertos: Gregg Allman, Dickey Betts, Warren Haynes, Allen Woody, Jaimoe y Butch Trucks. Añade a Johnny Neel en el '90 y a Mark Quiñones en el '94 y ya lo tienes.

Enclavada en el festival que quiso recuperar el espíritu de la era hippie y acabó siendo pasto de su voracidad (y de las llamas), Woodstock presenta más de una hora de Brothers a la eléctrica, cocinando un repertorio fiel a los clásicos con alguna novedad puntual a cargo de Haynes. Suenan fantásticos, yendo de menos a más, pero transmiten un sentimiento de extrañeza que impide que se convierta en una actuación memorable. ¿Quizás comenzaban a desbordarse las tensiones internas que desembocaron en la expulsión de Betts? ¿Se echaba de menos a Neel? Se aceptan teorías.

Lo más interesante del paquete, New York. Grabadas para la MTV en la era de los famosos "desenchufaos", sufre del típico público pesado que aplaude cada dos por tres, pero ofrece una interesante visión de la banda por íntima y poco explorada. Oro puro, cuatro canciones en las que, ahora sí, suenan y actúan relajados, embebidos de la camaradería y el buen ambiente en el que se gestaron "Seven Turns" y "Shades Of Two Worlds". Eran una banda nueva, Haynes y Neel les dieron alas, podían con todo. Para mear y no echar gota. Claro que me pierde mi corazón de fan, de eso se trata, ¿no?

Eso sí, una pequeña advertencia: ambos conciertos parecen provenir de masters en video, por lo que la calidad de imagen está por debajo de lo esperable en la era digital. Y un tirón de orejas a los editores. Los Allmann merecen tratamiento deluxe, caballeros.

PD: infinitas gracias. Dr. Ignatius.

¿Qué sonaba? Debashish Bhattacharya - Calcutta Chronicles: Indian Slide Guitar Odyssey (Riverboat,2008)

Electrosonic 2009: el capullo y la motor city (Segunda parte)

Con el ojo aún caliente por la descarga del día previo (toma austeridad energética, toma sostenibilidad), despierto bañado en sudor bajo el extremo rigor estival burgalés. Esta debe ser la tierra más traicionera del estado en Agosto. El año pasado, castañeteando los dientes. Este, sudando a mares. Once de la mañana y ya pega más duro que Obús, así que dedicamos el día a la contemplación meditativa desde la lobera. ¿El showcase de Mobilee? ¡Pero si es a las cinco de la tarde! Yo no salgo hasta que se haga de noche...

Total, que aunque los del sello berlinés bien valen una insolación,
nos saltamos a Sebo K, Anja Schneider, la jefa de la escudería, y Pan-Pot. Para cuando arribamos a Fuentesblancas ya pasan las doce, y están en faena Ladytron, cuyos graznidos nos hacen huir despavoridos a pesar de los tirones de chaqueta, y un Maurizio Schmitz en piloto automático, así que optamos por calentar máquinas con Chema Nox en la pequeña pero coqueta carpa Electrosonic Experience. Este donostiarra es uno de los máximos exponentes de la electrónica en la zona norte, se le nota en la facilidad con la que comenzó a entrar en harina, sin aspavientos, con determinación, construyendo. Promete, mas no nos quedamos demasiado porque la motor city ya ruge en el escenario Burgos 2016.

Lo de Carl Craig es inexplicable. Referente en la segunda hornada de los señores del Techno detroitiano, ha editado discos bajo distintos alias de todos los estilos y en todas las marcas imaginables, es un remezclador espectacular, cuentan con él en casi todos los fiestorros de postín y sus DJ Mixes suenan como los ángeles, ahí está ese doble "Sessions" de 2008 para babear... sin embargo, sus sesiones siempre me parecen mediocres. O incluso muy mediocres. Esperábamos que en el Sonic nos cerrara la boca, pero no con paladas de arena. Alternó entre temas de corte muy actual y clasicismo: su toquecico minimal, un desarrollo central housero, muchos elementos que le aproximan al directo (jugueteó largo con su Roland) y algunos puñetazos finales, pero ni por esas. Frío y/o mental como él solo, me deja como a un Frigo Dedo ... marchando una de collejas, ahí te quedas carleras. También, ¡oh herejía!, pasamos de Jeff Mills y su "The Bells". Todos le hemos visto, a todos nos gustó, nadie quiere repetir. ¿Será porque lleva lustros haciendo la misma sesión? Para muy fanáticos. Eso sí, quien no haya experimentado a Mills que no se lo pierda, porque la sesión es realmente cojonuda. Aunque siempre sea la misma.

Emigramos a prados más verdes, el resplandor de un capullo desplegándose nos hace zumbar hacia la Ballantine's, hogar de Cocoon por un día. Frank Lorber aplica disciplina Tech House a la basca, que responde ufana aunque escasa. Se nota un pequeño bajón en la asistencia con respecto al viernes, es el peso de los MC3. Pero a Lorber le da un poco lo mismo y redondea una sesión de tan buen ver como las ninfas que le acompañan, divertida y fresca, sólo ensombrecida por algún que otro villalobismo. La tropa de Väth, ya se sabe: fiesta en el foso y el escenario, con todo lo que ello implica. Buena onda expansiva y ese sabor puramente Cocoon: el espíritu de Ibiza, muy populista, directo a los pies, para bailar hasta el alba. No inventa la rueda, sí hace que gire. Y sin apenas respiro Guy Gerber, que en su directo sigue una onda muy similar a Lorber, quizás un pelín más prog
resivo/expansivo, armado con Ableton (creo), sin variar demasiado la tónica precedente ni subsiguiente... escuela Frankfurt, tómalo o déjalo. Quizás a horas más tempranas apetezcan lecturas más cerebrales, pero a las cuatro de la mañana mandan los instintos básicos, la capacidad de análisis se echa a dormir, el instinto domina. El lobo eclipsa al humano. Aullidos varios y la concurrencia en aumento, se acerca el turno de Sven "Boom Boom" Väth, Mr. Party, The Hardest Working Man In Show(i)biz(a)ness. Uno de los más esperados tendrá que esperar. Antes, deuda histórica: Robert Hood. El padre de la Minimal Nation y fundador de, para el que suscribe, uno de los sellos referencia en la independencia musical mundial, Underground Resistance, requiere nuestras presencia. Hay que pagar tributo.

Llama la atención el aspecto de este Señor del Techno, el extremo opuesto de lo que suele verse en las fiestas (las de este tipo, al menos): talludito, elegante y sobrio, con traje, corbata y sombrero de paja, como recién llegado de Nueva Orleans. Clásico. La puesta en escena, mínima. El resultado, máximo, E-N-O-R-M-E. Sus temas son E-N-O-R-M-E-S, monumentos a unos Roland pero que muy viejunos, sintéticos pedazos de historia rescatados del mausoleo para llevarnos a principios de los noventa, finales de los ochenta incluso, a esa emoción que desborda todos aquellos discos clásico
s. Emoción sí, no olviden aquello del High Tech Soul que UR llevó a su máximo exponente. Directo en toda regla, con cortes entre canción y canción, única pega posible a un intenso pase para paladares fino. Si nos lo hace del tirón hubiéramos salido con los pies por delante. Dista mucho de vivir de las rentas (sigue activo, editando nuevo material y grabando excelentes sesiones) pero conjura las viejas esencias con todo el frescor del primer día. Y sin variar el gesto. Que le den un ministerio, ¿el del Soul, por ejemplo?

Con las caras desbordantes de felicidad, regresamos a La Ba
llantine's y finalizamos con Väth, que no defrauda. Otro que lleva lo suyo con la misma maturrana, pero a lo Bowie, reinventándose a cada paso, con un ojo en la mesa y otro en la pista. Sven, Sven, no sabes nada. Para muestra, un botón: en plena euforia colectiva se casca el disco-clasicazo "I Feel Love" y derrumba el edificio. Así de sencillo. Y si tiene que poner a Michael Jackson, pues lo pone (que no fue el caso) Sabe lo que nos gusta y nos lo da, así que ¿por qué arreglarlo si funciona? Ganando enteros en la proximidad y con toda la artillería desplegada (luces, láseres, espectaculares gogos y sonido prístino) nos manejó a su antojo, nos embrujó con su carisma. La receta es simple, pero, igual que con Hood, el resultado es máximo: tres días estuvieron rondándome las imágenes de esas dos últimas horas. Give the people what they want. Todos contentos. Sonrisas y abrazos. El sol, en lo alto. Final de Fiesta.

El año que viene, más. Mucho más. Allí nos vemos.


¿Qué sonaba? Orchid - Chaos Is Me (Ebullition, 1999)

Wir gehen nach Berlin!

La capital alemana recibe a la manada (esperemos que con los brazos abiertos) Volamos hacia allá mañana; esperamos regresar con las pilas bien cargadas y unas cuantas aventuras que me encargaré de relataros. Kreuzberg, Berlin Mitte, el museo de los Ramones, Berghain... ¡muchas opciones! Nos vemos a la vuelta.

¿Qué sonaba? HiM -Peoples (Bubble Core, 2006)

Electrosonic 2009: [-] es [+] (Primera parte)

Las cosas del transporte: por la mañana estás tan tranquilo en tu lobera, rodeado de idílica paz campestre, y por la noche lásers y estroboscópicas te deslumbran mientras unos señores armados con portátiles, cajas de ritmo y toda clase de cacharrería analógico-digital te llevan la cabeza de bombos gordos como elefantes. El contraste, las grandes cosas de la vida.


Tres años ya acudiendo a Fuentes Blancas (Burgos), el sorprendente enclave natural en el que se celebra Electrosonic, festival de música, arte y pensamiento electrónico. Sin ser un habitual en eventos electrónicos ya me he personado en unos cuantos, y a falta de probar en Monegros y el siempre aplazado Sonar (algún año de estos, sis), el Sonic es el que ha cautivado mi corazón lobuno. DJ's y artistas de primer nivel, oferta en constante ampliación, condiciones técnicas espectaculares (luz, sonido, montaje...), muy buen recinto y el plus de estar en medio del campo meneando los cuartos traseros. Este año, además, con lobera cedida por los adorables C&E, base de operaciones en la que pudimos cobijarnos del sol infernal que asoló Burgos a finales de Agosto.


Para el primer día, inicio inmejorable: recogida de llaves del cuartel general y comida en cuadrilla en una bodega de los campos burgaleses: chicharros a la brasa, ensaladas de la huerta y carne para terminar. Menú variadito y rico en proteínas para sobrellevar la noche y sus rigores. Despedimos a los anfitriones, reunimos a la manada, nos ponemos guapitos y enfilamos hacia la turbina. De entrada, esto cada vez es más grande, pero quizás no hay tanta gente como se esperaba: las cifras hablan de veinte mil personas, pero me da la impresión de que son unas cuantas menos. Nos hemos emparrado lo nuestro, ha costado conseguir las pulsericas (la organización peché peché en algunos aspectos, y el temblequito del que no llevó el DNI tuvo su punto gracioso) y ya vamos un pelín tarde, así que nos perdemos a Fatima Haji y a Radio Slave, que gira los últimos potenciómetros mientras exploramos el recinto. En Locura Open Air, escenario al aire libre dedicado al Schranz, Sven Wittekind comienza a aplicar disciplina aural de la buena, así que nos vamos al showcase M_nus y que salga el sol por donde quiera.


Como buenos festivaliers, no nos cuesta mucho acercarnos a las primeras filas: todo es cuestión de groove, meneo... y aprovechar los laterales. En escena, Click Box en directo: muy frescos estos brasileños. Si algo se le puede achacar a [-] es lo gastadas que suena la mayor parte de sus nuevas ediciones. Sin desmejorar la calidad, hay poca imaginación. Pero ahí están Click Box ofreciendo relevo, inventiva, frescura y diversión. A cuatro manos, ritmos por un lado y efectos por otro, retorcieron beats espirales, gomosos, con un punto gamberro que encantó al personal, enloquecido coreando "Berlin Shades" y desmelenando con "Peek A Boo". Ojito a este dúo maravilla si es que nos les sigues la pista ya.

Sin apenas interrupción, minimalmeister: Richie Hawtin. Mediático y polivalente, el flequillo de oro genera amores y odios a partes iguales, y no son pocos los que se la tienen jurada a él y a su sello por la tabarra minimalera que asola Europa desde hace un lustro. Tienen sus motivos: bastante despistado durante una larguísima temporada (desde "DE9: Transitions"), en algunas de sus sesiones, más que pinchar, parecía estar rellenando el perfil de Facebook o jugando al buscaminas. Pero el tipo es uno de los grandes, y después de los indicios de recuperación que dio en este mismo festival el año pasado había mucho interés en verle. Comienza en suspenso, poniendo los dientes largos a toda la carpa Ballantine's, sigue la intriga, la anticipación... y repentinamente todo estalla. Nos agarra por el cogote y nos barrena las orejas durante dos horas antológicas en las que desafía etiquetas y reclama su corona. Techno, Minimal, Electro, Acid, lisergia... un sonido expansivo y ululante, con voz propia, en constante adición y sustracción, cautivador, delirante, fiero. Elije superlativo: te quedarás corto. Richie volvió por sus fueros con dos horas de puro genio en las que muchos hemos visto un retorno a su personalidad más plástica y experimental. Rcicardo, te hacemos la ola y lo que haga falta.


Papelón para Marc Houle salir tras semejante aluvión de calidad. Como los bombos nos salen por las orejas vamos a tomar el aire y optamos por dejar el infierno Ballantine's temporalmente (las retinas hirven con tanta estroboscópica) para presentar nuestros respetos a Adam Beyer. Una debilidad personal desde el Aquasella 2008, debió llegar a Burgos con la pólvora algo mojada y ofreció un pase correcto sin más, muy lejos de lo que este sueco puede dar cuando está inspirado. Eso es lo que separa a los líderes del resto pelotón, amiguitos, que no dependen del día: lo clavan y punto. Volvemos a la Ballantine's y un lobo de confianza nos dice que el directo de Houle ha sido memorable, así que doble chasco. Me consuelo pensando que ya le he visto un par de veces.

Turno de Ambivalent, el último miembro de la familia M_nus que paseará por la carpa. Sorprende el sonido del neoyorquino por ser "luminoso" y con cierta querencia Pop, o todo lo Pop que puede resultar un artista de este sello, es decir, más cerca de Heartthrob que de F.A.L.S.E. Muy buenas melodías y amplitud de recorrido en una sesión para nada hermética, que apuntaba buenas maneras pero fue perdiendo interés paulatinamente durante la segunda hora. Y es que tanto minimal-ismo no es bueno, así que nos acercamos a ver qué andan haciendo Cristian Varela (uno de los principales promotores del evento) y sus asociados en la carpa principal, Burgos 2016. Y lo que hacen es poner a todos los technoheads por los aires, pero la manada no termina de engranar. O estamos viejos para estos rollos, o en el mundo abundan las influencias de Jeff Mills mal digeridas. Vamos recogiéndonos, fíjate que ya es de día y esta noche están los showcases de Mobilee y Cocoon, la cuadrilla Detroit y el esperadísimo Robert Hood... pero eso será en la segunda parte.

¿Qué sonaba? Pere Ubu - Dub Housing (Chrysalis, 1978)

El Cincho, cumbre de Las Siete Villas

Salimos de la guarida a media mañana, leves restos del perfume del estramonio aún perceptibles en el ambiente. Hacia arriba, el camino de Las Ánimas, con su ermita coronada por la inscripción que tantas veces me repitieron mi padre y mi abuela: "Para ir al cielo sólo hay un camino, la santa cruz del redentor divino". Supongo que por entonces no se estilaban las agencias de viaje. Nosotros seguiremos una ruta diferente para intestar más cerca de las nubes, sin acciones pías ni aviones de por medio, sólo a base de zapato. Nos dirigimos hacia el monte Cincho, 250 metros de piedra y tierra cubiertas por el famoso sotobosque de Félix, a medio camino entre las montañas y el mar. Pasé todos los veranos de mi infancia contemplando esta silueta que me parecía colosal, fascinado y aterrado al mismo tiempo por lo que ocultaba aquella ominosa, aparentemente impenetrable espesura. Los cachorros que nos acompañan tienen sensaciones parecidas: les delatan miradas expectantes escondidas tras sonrisas nerviosas.

Atravesamos la Mies de Hoz, un pequeño oasis llano y fértil en esta orografía plagada de desniveles. Antaño fue la huerta de Isla, hoy imperan los maizales, el pasto y el vallico. Pero aún quedan parcelas en las que medran pimientos, troncheras, cebollas y papas. Un vecino recoge tubérculos con el sombrero de paja calado hasta las cejas, convertido en una suerte de V invertida. "Apañar patatas" (expresión isleña) es pésimo para la espalda. Saludamos y continuamos ruta hacia los límites del bosque, comenzando la ascensión hacia Arnuero, centro político de la comarca e inicio de la ascensión. Animados por Marcos, el benjamín de la cuadrilla, optamos por la vertiente oeste, más rápida y dura. Eucaliptos, cabras y perros parcelarios, pero Lucas ni se inmuta. Debe ser el cachorro de Boxer con más temple que he conocido. Siete meses y tienes más paz interior que muchos yoghis de setenta años. Los perros nunca dejan de sorprenderme. El resto de la compañía intenta no pisarle las patas: anda un poco despistado y sus constantes husmeos le colocan en posiciones comprometidas a cada minuto.

Primeros resoplidos; la subida está jodida. Hay tramos del 43% de desnivel, que no está nada mal para un monte. No tenemos agua pero nos sobran ganas de coronar. Los ecasos huecos con perspectiva se abren a Bareyo y Ajo. Encinas, madroños y laureles conforman la vegetación, apoyada en una densa alfombra de aligustres, aladiernos y zarzaparrillas. Como casi todos los montes que conozco, el Hano (nombre oficial del Cincho) es un polvorín al que no le vendría mal un afeitado. Abundan las enredaderas y arbustos secos, una maraña impenetrable que hace difícil abandonar la senda. Si estuviera más limpio sería un paraíso para las setas... si los jabalíes dejasen alguna, claro. A todo esto, ya hace rato que hemos roto a sudar y se impone el sálvese quien pueda: casi mejor nos vemos arriba. Sorprendemos a una preciosa ardilla rojiza mascando ago, sale disparada en cuanto nos intuye. De las ginetas, musarañas y zorros ni rastro; no destacamos por nuestro sigilo y, ardilla aparte, sólo el canto del cuco revela que este es un monte vivo

En la cumbre, la panorámica que adorna el encabezado. El bosque sigue siendo muy denso, el suelo menos rocoso, y en un claro que no parece muy natural se eleva un excelente mirador de mortero que nos sitúa por encima del nivel de la vegetación. La compañía recupera el fuelle, las sonrisas ya no contienen traza alguna de nerviosismo. En días soleados puede verse Bilbao, o al menos la costa de Vizcaya. Como hoy nos ha salido un poco nublado, nos conformamos con otear Santander, a unos treinta kilómetros. El mirador está sorprendentemente concurrido, así que me monto una de guía turístico y le saco partido a mi dedo índice. "Allá el cabo de ajo, un poco más cerca Isla y cabo Quejo. Cruzando la marisma del Joyel, Soano y el monstruo en que se ha convertido Noja; Dueñas, Castillo y la carretera hacia Argoños y Santoña, más marismas... y Escalante, un pueblo que merece la pena visitar, sobre todo coincidiendo con las fiestas patronales: el año pasado, Barón Rojo (¡bien!); este, Los Inhumanos (¿ein?)". Como siempre, me disperso y termino diciendo sandeces de esta clase, así que enfilamos hacia la cara este para comenzar el descenso, más suave y largo, pensando ya en las otras bonanzas que nos reserva el día: una par de horas de playa y comida para familia y amigos a base de nécoras, fabada casera, pasteles artesanos y diversos licores artesanos también. Las copitas, "oficiales" con etiqueta e impuestos, pero muy ricas también. Normal que me prive esta tierra, ¿no?

Os dejo con un vídeo grabado una semana antes desde el mirador.



¿Qué sonaba? Jay Reatard - Matador Singles '08 (Matador, 2008)

Oooh, My Soul!!! La Explosiva Historia de Little Richard | Chris White

Excesivo. En el diccionario, junto a este adjetivo, debería aparecer la foto de Richard Penniman. Quizás la que ilustra la portada de este libro. Por que, con semejante cubierta, ¿qué puede albergar el interior? Una de dos: o un manual sobre cómo fabricar un teleñeco, o una de las mejores historias del Rock'n'Roll jamás contadas. Y les digo, aún estoy intentando dilucidarlo.

Olvida las narraciones al uso y el contenido hagiográfico, aquí tenemos un chuletón en crudo con hueso, grasa, solomillo y ternilla. Nada se queda fuera: ni en ensalzamiento de las virtudes ni la descripción de los peores defectos, ni los estallidos de genio ni el divismo más exarcebado. Charles White traza un completo repaso de la vida y carrera de Mr. P en el que si algo queda claro es que no existe separación entre persona y personaje, sino un solo y único Penniman, volátil, egocéntrico, vehemente, provocador, estrambótico, pecador por pensamiento, palabra, obra y omisión... bipolar como casi todos los humanos, pero en grado tan intenso que hace parecer a Elvis un monje cartujo.

La mala vida que daba a su familia cuando era un crío, los anodinos inicios en la escena R&B, la fisión nuclear generada de su unión con Bumps Blackwell y Specialty, el éxito y la opulencia, las orgías y la cocaína, la desinhibición sexual (homo y hetero por igual), las crisis existenciales que le mantuvieron buena parte de su vida basculando entre la religión y el rock'n'roll, entre su familia y sus fans, entre el showbiz y... bueno, el showbiz. Lo dicho, puro exceso en negro sobre blanco, narrado de forma amena y en primera persona, trufado de jugosas declaraciones del interfecto y sus muy numerosos allegados, que hará que devores las páginas en vertiginosa sucesión, casi tan vertiginosa como el endiablado traqueteo de su piano, casi tan achicharrante como sus característicos berridos. Oh Me! Oh My!

Oooh My Soul!!! La Explosiva Historia de Little Richard ha sido editado en España por Penniman Records.

¿Qué sonaba? Eric Dolphy - Live At The Five Spot Vol.2 (Prestige, 1961)