De Mailer sólo tengo una referencia previa: dos intentos de abordaje a Los Ejércitos de la Noche (1968), ambos fallidos. La temática atraía, pero siempre vencía el sueño. Así que la espinita clavada de este doble Pulitzer me llega hasta los tuétanos. Temáticas interesantes, tochos de grosor insospechado; no parecemos estar hechos el uno para el otro. Y llega a mis manos este ensayo/artículo escrito en 1971. Atrae mi atención no tanto la firma de Mailer como el graffiti de Cassius Clay que adorna la portada, curioseo un par de párrafos y me lo llevo a casa. Cae de una sentada y por fin parezco comprender el por qué de la fama de Mailer: en la distancia corta, su verbo es rápido como una lengua de serpiente; su análisis de la personalidad de los contendientes, penetrante y agudo; la narración del combate, de una viveza casi cinemática.
Muhammad Ali ocupa la mayoría de las páginas. Al fin y al cabo, fue el coloso, el joven dios airado que reveló su humanidad al perder por puntos. Egótico, manipulador e irrespetuoso, creador de una suerte de psicología del boxeo capaz de desarmar a sus rivales mucho antes del combate, atacando las partes más blandas de sus psiques, cegándoles de ira y miedo. Joe Frazier se presenta como la otra cara de la moneda: el poder de la determinación, el trabajo constante, el goteo que termina derribando la montaña. Adusto, espartano, sin carisma, armado sólo con sus puños y una voluntad de acero. El boxeador de los blancos. Enfrentado al príncipe de la nación del Islam. Curioso cómo los medios y una sociedad polarizada por dos personalidades contrapuestas pueden transformar una velada pugilística en una cuestión religiosa, racial.
Pero al final, y en la cruda realidad del, ring sólo importa el boxeo; quién encaja mejor, quién aguanta de pie. Quince asaltos en un combate de pesos pesados, imagínatelo. La épica narrativa, el momento que Mailer construye transporta al Madison Square Garden, proyecta en la frente el rugido ante los golpes y giros inesperados de una pelea que dejó sin aliento a medio mundo. Palabra en movimiento, cinematografía impresa.
En la Cima del Mundo ha sido editado en España por 451 Editores
Muhammad Ali ocupa la mayoría de las páginas. Al fin y al cabo, fue el coloso, el joven dios airado que reveló su humanidad al perder por puntos. Egótico, manipulador e irrespetuoso, creador de una suerte de psicología del boxeo capaz de desarmar a sus rivales mucho antes del combate, atacando las partes más blandas de sus psiques, cegándoles de ira y miedo. Joe Frazier se presenta como la otra cara de la moneda: el poder de la determinación, el trabajo constante, el goteo que termina derribando la montaña. Adusto, espartano, sin carisma, armado sólo con sus puños y una voluntad de acero. El boxeador de los blancos. Enfrentado al príncipe de la nación del Islam. Curioso cómo los medios y una sociedad polarizada por dos personalidades contrapuestas pueden transformar una velada pugilística en una cuestión religiosa, racial.
Pero al final, y en la cruda realidad del, ring sólo importa el boxeo; quién encaja mejor, quién aguanta de pie. Quince asaltos en un combate de pesos pesados, imagínatelo. La épica narrativa, el momento que Mailer construye transporta al Madison Square Garden, proyecta en la frente el rugido ante los golpes y giros inesperados de una pelea que dejó sin aliento a medio mundo. Palabra en movimiento, cinematografía impresa.
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¿Qué sonaba? Sly & Robbie - Mambo Taxi (Island Jamaica, 1997)
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