El día del madroño

Después del asalto a Mordor (léase "subida al Almanzor"), estaba costando organizar una nueva expedición. Compromisos personales, agendas apretadas y fines de semana exiguos impedían la reunión de los Sakura Six, así que tres intrépidos decidimos hacer una expedición por nuestra cuenta no sin antes embrollar a tres beldades forasteras en la misma. Domingo, ocho de la mañana. Si has salido, mala hora. Si has salido y te presentas, mereces que te hagamos la ola. Parte del contingente femenino falla a causa de los rigores de la previa (ya se sabe: sábados negros, domingo en blanco), pero la facción eslovaca del trío demuestra coraje y cortesía acudiendo al lugar y hora señalados. Tras breves deliberaciones apuntamos el morro de la bestia hacia el sur de la provincia.

Los monjes, a lo largo de su historia, han demostrado maestría en dos peculiares artes: la destilación de elixires espirituosos, y la elección de ubicaciones para sus retiros. De tontos estos paisanos no tenían un pelo, así que cuando llegaron a la garganta que el río Batuecas ha excavado en la Sierra de Francia debieron verlo del todo claro. Al montar aquí su resort a mayor gloria de San José, los carmelitas descalzos descansaron los pies. Desde las alturas, una impresionante masa forestal que serpentea entre montañas. In situ, un ecosistema de variedad mareante en el que conviven decenas de especies distintas (eucaliptos, olivos, pino, madroños, tilos, avellanos, robles...) Bordeando las murallas del convento, siempre siguiendo el curso del río, es posible remontar durante kilómetros hasta el hábitat del Desmán de los Pirineos. El nombre de esta mítica criatura, y la promesa de aguas de incomparable pureza, dan forma en mi cabeza a un plan que culmina almorzando en compañía de estos topos acuáticos. ¡Ay, iluso de mí! Qué poco conozco el poder batuequil.

Llámalo microclima o energía telúrica, pero algo especial tiene esta zona. Pocos minutos después de entrar en la espesura el ánimo ha cambiado, las intenciones iniciales se han olvidado, el plan no existe, sólo existe la vegetación. Y sus frutos, los madroños. Parece haber toneladas y están en un punto de maduración excepcional, así que el paseo se ve puntuado por su recolección, ingesta... y efectos. Suaves y paulatinos, pero efectos al fin y al cabo. Estas deliciosas bayas, en su justo grado de fermentación, provocan una rubicundez y jolgorio muy disfrutables por lo natural. Hace falta tomar unos cuantos para sentir los efectos, por lo que nuestro recorrido por el canal (y correspondiente presa) que los monjes construyeron para dirigir la corriente hacia sus huertos y propiedades transcurre calmo y relajado, siempre con un ojo atento al brillo anaranjado del fruto. El camino es muy practicable y nos eleva hacia unas sorprendentes pinturas rupestres en las que podemos comprobar lo avanzados para su época que eran nuestros antepasados: cabras, persas y cazadores, sí, pero también animales domésticos, coches y ovnis. El paleolítico debió ser una época de lo más colorida.

La temperatura aumenta y el día nos acaricia. Una piedra, una botella de vino, jamón y chocolate son nuestro almuerzo. Eso, y el nunca suficientemente ponderado poder nutritivo de la buena compañía. Se habla de tradiciones y música clásica contemporánea, de boinas y localismos varios, de yoga, de lo poco que hace falta para ser feliz. O que necesitamos nosotros. Aire fresco, luz solar, alimentos naturales y buena compañía. Si no fuera por esto último, podríamos ser un olmo. ¡Ah! y volver a casa escuchando a Los Chicos, tomarse un té moruno, partirse la caja y llegar con la cabeza zumbando a casa. Para rematar el día, feria del disco y varias adquisiciones de relumbrón: "USA" de King Crimson, y "Mysterious Traveller" y "8:30" de Weather Report. Porque si a la felicidad le pones guarnición, pues ya es la ostia.

¿Qué sonaba? King Tubby- King Tubby Meets The Upsetter At The Grass Roots Of Dub (Fay Music, 1974)

6 comentarios:

luis dijo...

Pasamos un día mu bonico, sí señor. En breves, a repetir.

Mu buena crónica de los hechos; mis felicitaciones por su pluma, señor lobo. Sigue dándole a la tecla ( que así también refrescamos la memoria, que uno la va teniendo como un colador )

Saludossss

Lobo Eléctrico dijo...

gracias luiseras. a ver si animamos a mas gentita y nos hacemos un grupo expedicionario interesante... con más madmoiselles.

Marco dijo...

Me alegro que hayais disfrutado de la excursión. Las Batuecas es el paisaje salmantino que más me gusta, me atrevo a decir que es quizá la zona con más foresta de la provincia, y como bien dice Lobo Eléctrico, es un destacable punto telúrico. Me gustaría acompañaros en vuestra próxima escapada.

Lobo Eléctrico dijo...

invitados quedan todos los que a esta lobera acudan, intentare publicar el programa de escapadas a medida que vayan surgiendo

Mr. Gibson dijo...

Estais hechos unos pataliebres de cuidado.

Lobo Eléctrico dijo...

jackrabbit power!