Sed de Mal (Orson Welles, 1958)

En los rigores veraniegos cordobeses, se pasa sed. Sed y calor... pueden convertir cualquier acción en una experiencia de hipnótica y serpenteante pesadez. En estas reflexiones andaba sumido el lobo cuando se abrió en su memoria un pequeño cajón reservado a algunas de sus visiones. Sol, temperatura y sequedad: caldo de cultivo perfecto para cactus, personajes extremos y relatos negros.


La historia del cine está plagada de escenarios similares, a los que los guionistas han sabido sacarle muy buen partido. La historia va más o menos como sigue: es verano de vete tú a saber qué año (esa memoria que siempre me traiciona), llego a mi casa con Orson Welles capturado en analógico VHS pirata ("grabado" decíamos). Hace tiempo vi "Ciudadano Kane" y me pareció un coñazo supino, pero la tarde se plantea aburrida y el video parece la única opción. Meto la cinta y pulso el play. Rayas horizontales, tracking manual. Títulos de crédito, música cautivadora (Mancini), un plano eterno y muy complicado inicia el viaje. Paso los siguientes ciento y pico minutos pegado al sofá. Títulos de crédito. Rebobino. Pulso el triangulico y Mancini de nuevo, el plano secuencia, el estallido del coche... así hasta tres veces. La única vez que he visto una película cuatro veces seguidas.


Ignoro los motivos. Quizás ese blanco y negro, esa atmósfera malsana. La corrupción. Ese Vargas (Charlton Heston) consciente de que todo apesta en este caso, deambulando entre falsas pistas y corruptelas, luchando contra una marea de mierda que parece imposible de limpiar. O Quinlan (Orson Welles), el poli cabrón por antonomasia y uno de los malos definitivos de celuloide, protagonista de algunas de las escenas más malsanas y abusivas del film. Tal vez Susan (Janet Leigh) esposa de Vargas y víctima propiciatoria de Quinlan, sometida a un permanente estado de estupor, como si acabara de recibir un golpe brutal en la cabeza. La anacrónica pero memorable aparición de Tanya (Marlene Dietrich), la pitonisa fumadora, junto a Susan los únicos rayos de luz en un ambiente mortecino, polvoriento, funesto. Sin duda la fotografía de Russell Metty, mago impresionista capaz de plasmar en fotogramas las barrocas composiciones de Welles, dotando a escenografía y personajes de proximidad, dándoles casi olor, sabor...

Película negra hasta el delirio, esa atmósfera entre la alucinación y la pesadilla en la que se desarrolla posee todo el atractivo del lado oscuro, la perversa cualidad que convierte al film-noir, que dirían los franco-pedants, en una de las formas mayúsculas del cine. No sé si es puro Welles, pero sí es seguro que “Sed de Mal” es puro cine. Gran Cine. Del que te pega a la butaca como una presión de 10G’s.

A modo de curiosidad, decir que esta fue la última producción estadounidense de Welles. Poco después de concluir el rodaje el amigo Orson es "desvinculado" de la película, que termina de montarse sin su participación. Así que manda a tomar vientos al stablishment hollywoodiense y se muda a Europa, no sin antes remitir a Universal un grueso memorándum de 58 páginas en el que da instrucciones muy precisas sobre cómo debía ser el montaje final (aparte de ponerles de vuelta y media, supongo). Genio y figura. De ahí que existan varias versiones del clásico. Localices la que localices, ten por seguro que estarás viendo una auténtica joya del séptimo arte. Palabra de lobo.

5 comentarios:

ThunderCosme dijo...

Gran película esta de Sed de Mal, sin duda una de las grandes, como no tenía que estar detrás de ella el tío Orson. En fin, sabia elección sobre la susodicha película. Por cierto, que pasa que dan puntos del carné por hacer blogs en Salamanca o por el contrario os subvencionan (jejejeje, es broma). Que lo disfrutes con salud y por aquí escribiré algo.
PD: a este paso voy a picarme y crear yo otro blog.

Lobo Eléctrico dijo...

Gracias por el apoyo, Dr. Ignatius... en cuanto tenga 80 puntos del carnet me voy a inflar a ganar euritos.

Nos vemos de barbacoa... y anímese con esto del blog si hay tiempo y ganas.

Lola la Cantaora dijo...

Orson Welles fue un magnífico truan. Hicieron muy bien los estudios en echarlo a la puta rua: por listo. Y si hubiese sido listo habría agachado la cerviz, y habria seguido trabajando en EEUU haciendo buen cine. Pero en su siguiente periodo nos arreó con algunas cintas que no resisten, ni de coña, el paso del tiempo. Vamos, que no le pasó por ir de digno, sino por ser un estúpido incapaz de entender los rudimentos del poder. En el fondo era un niño grande, y muy gordo. Pero sobre todo, es el típico caso de pintor frustrado.

Por cierto: totalmente de acuerdo con la valoración que haces de las dos cintas. De hecho Ciudadano Kane, aunque es considerada por la critica la mejor peli de todos los tiempos (arrea!), está muy sobrevalorada. Ese acuerdo generalizado entre la crítica sólo demuestra que esa profesión está repleta de borregos.

Sr. Lobo Eléctrico, gracias por su blog!

Lobo Eléctrico dijo...

Buenas Lola. Ya te adelanto que del tito Orson me gustan más bien pocas, es más, Sed de Mal es casi la excepción que confirma la regla si afirmo que, como director, peché, peché. Ahora, no son pocos los que le consideran un geniaco del averno, y el tipo era un auténtico prodigio técnico... claro que habría que ver cuánta de esa pericia se debe a los excelentes técnicos de los que se rodeo siempre, como es el caso.

En fin, que me me quedo con esta y su colaboración con Manowar: el resto para los afiliados a Garci.

Anónimo dijo...

Me alegro que hagas esta entrada y que te acuerdes del buen cine, por cierto ¿recuerdas quién te pasó la cinta en VHS de la peli? Un saludo, bro.