No por esperada menos triste, al menos para el que suscribe: la residencia del Colectivo de Músicos de Salamanca en el histórico edificio de
Los anteriores inquilinos por derecho se mudan, y a los músicos nos dejan en la calle. No se puede garantizar la seguridad de los locales, no existen nuevas dependencias disponibles o asignadas. Lo único que tenemos es la promesa del ayuntamiento de ceder un nuevo espacio cuya ubicación y fecha de entrega son incógnitas. Quizá dentro de un par de años. Las bandas, mientras tanto, debemos recoger los bártulos e irnos con la música a otra parte. Y esperar a que algún iluminado del ayuntamiento comience a hacer las cosas con cabeza, planificar un poquito las actuaciones y tener en cuenta todas sus posibles ramificaciones.
Atrás quedan el entrañable 21, horas de ruido, camaradería, risas, ilusión, gambazos, temazos y buenos ratos, nunca malos. Se echará de menos, pero me lo llevo conmigo. Un abrazo desde aquí a todos los que han formado parte de su historia de forma estable o esporádica, a los que respondían con una sonrisa nerviosa a aquello de "llévate los tapones" para comprobar después e in situ que, efectivamente, no era coña. En especial, un abrazo enorme a mis compañeros de octanos por todo el sentimiento. Eso era una banda, nenos.
¿Y ahora? Habrá que tomárselo como un nuevo principio, la posibilidad de encontrar nuevos horizontes, experiencias y acompañantes con los que seguir disfrutando de eso que a uno tanto le llena y que, para bien o para mal, lleva en la sangre. Así que ya saben, "batería en paro busca banda", y a seguir con la espada en alto.
¿Qué sonaba?: The Fly Rite Boys - Big Sandy Presents The Fly Rite Boys (Hightone, 1998)
4 comentarios:
Al loro las bandas que busquen batela, que este señor es un rara avis dentro del gremio musical, nació con baquetas en sus manos y las maneja como si formaran parte de su lobezna anatomía. Aporrea con maestría cualquier tema que se le ponga por delante así que aprovechen ahora para lanzar sus ofertas, que en el futuro su caché podría dispararse. Eso sí, si le ven tocar con intensidad (a toda castaña, vamos), no le pidan que baje el volumen, podría sacar su instinto animal contra el pobre incauto que le haga la advertencia.
Cuando el hombre se sienta tras los tambores el lobo hace su aparición e, imbuido por el poder totémico y visionario de la bestia, transita hacia un estado alucinatorio en el que inertes madera y metal se transforman en rebaño de inocentes corderitos... y ya saben lo que hacen los lobos (y Faemino) con los corderitos, ¿no? ¡Se los comen, ay dios mío, se los comen! Soy una personanimal ignominiosa (cada día más)
Los fustons esos son to' malos.
Jaja, nos vemos por aquí también.:)
¡Peores que la estricnina! Cómo nos gusta. Ellos sí que eran avantgarde y no el Anthony Braxton ese que hace canciones para la radiofórmula, hombre :-)
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