La Condesa Sangrienta | Alejandra Pizarnik y Santiago Caruso

1962. Tras recopilar y dar forma a numerosos documentos de los siglos XV/XVI Valentine Penrose, publica La Condesa Sangrienta, una biografía novelada sobre Gabriella Erszébet Báthory. Cinco años después, Alejandra Pizarnik purga la profunda impresión que en ella causa el libro de Penrose publicando un ensayo con el mismo título que el original. Fascinada por el contenido del libro, Pizarnik vence la tentación de enumerar los ultrajes de la condesa para intentar penetrar en la mente oculta tras el horror relatando las perversiones, la fascinación malsana que sobre ella ejerce esta personalidad torcida desde la raíz.

Díscola joven con tendencias sádicas, cruel consorte, viuda abominable, se le atribuyen más de seiscientos asesinatos como autora o inductora, pues nunca faltaron sirvientas sumisas dispuestas a ejecutar su demandas, ni brujas que venderle oscuros remedios contra la decadencia que conlleva el paso del tiempo, una de sus mayores obsesiones. Monstruo de gélida belleza y sin duda enorme inteligencia, la que demostró a la hora de elegir torturas ya conocidas e invocar nuevos horrores sobre sus víctimas. Desangradas, devoradas vivas, despellejadas, evisceradas, ahogadas, congeladas, apaleadas... báratro femenino, pues todas, desde las oficiantes hasta las víctimas, fueron mujeres. Ferenc Nádasdy, su esposo, será la única figura masculina relevante en su vida adulta.

Las ilustraciones de Caruso son el gran atractivo de este libro. Si el ensayo de Pizarnik aborda los actos del personaje con poesía, las incómodas ilustraciones de Santiago aportan una visión tan cercana y profunda de los hechos y sus protagonistas que asustan. Postales desde el corazón de las tinieblas, impresionantes retablos que trascienden lo meramente descriptivo, transportan a centro del infierno subterráneo abriendo túneles hacia una realidad distorsionada en la que lo tumefacto, sangrante y doliente son puntos cardinales de un concepto de la belleza oblicuo, torturado, anhelante. Una ansiedad devoradora se refleja en el rostro de Báthory, un vacío que exporta su particular tánatos interior al mundo. Una fiera en el cuerpo de una dama.


Erszébet Báthory acabó sus días emparedada en sus aposentos del castillo de Csejthe, Hungría. Sus cómplices fueron ajusticiadas, pero ella consiguió evitar el cadalso gracias a su muy notable apellido. Nunca mostró arrepentimiento por sus crímenes, y murió en el firme convecimiento de ser víctima de una injusticia, de que su linaje y posición le otorgaban el derecho a actuar atendiendo únicamente a la ley marcada por sus deseos, necesidades y pulsiones. El original de Penrose hace palidecer las obras de Sade y Barker, estableciendo una nueva definición para la palabra sadismo.

La Condesa Sangrienta ha sido editado en España por Libros del Zorro Rojo

¿Qué sonaba? Between The Buried And Me ~ The Great Misdirect (Victory, 2009)
Puedes escuchar este disco en SPOTIFY

4 comentarios:

Mónica Ezquerra Gutiérrez dijo...

Alucino sólo con la portada..es una mujer totalmente abiert de piernas; pechos, vientre, piernas, vagina y sangre....
que dibujos tan preciosos.
¿Dónde lo conseguiste?

Lobo Eléctrico dijo...

En esa infinita fuente de conocimiento y diversión que son las bibliotecas. Si te interesa comprarlo tienes un enlace a la página de la editorial, con un catálogo muy interesante y ediciones muy cuidadas, pero baratas no son...

Mr. Gibson dijo...

La conozco, la conozco. Si los vampiros ya tienen su cosilla, las vampiras ni te cuento.

Lobo Eléctrico dijo...

Tiene razón Mr. Gibson: si Vlad Tepes es el paradigma del vampiro, Erszébet ha quedado para la como su equivalente femenino. Y qué curioso que ambos fueran originarios de las entrañas de la Europa más antigua. Ahora mismo estoy con el libro de Penrose y la verdad es que el personaje resulta tan extremo que fascina.

¿Por qué nos atrae tanto el mal, la fruta prohibida? ¿Revelaría nuestra naturaleza un ángel y un demonio en el mismo ser si fuésemos totalmente libres?