APARQHELL!

Sólo de pensar que cientos de miles (probablemente millones de personas) pasan por el mismo trance que he sufrido hoy me entran escalofríos. Por razones que no vienen al caso, me encuentro conduciendo un coche e intentando aparcarlo por mi barrio a una hora no especialmente crítica. La proximidad de un centro comercial, me cuentan, ha hecho que las plazas de aparcamiento se conviertan en codiciados tesoros, aunque digo yo que no será para tanto. Comienzo el lento deambular por las calles aledañas a mi casa, y tras unos cuantos minutos dando vueltas opto por ampliar el rango de acción. Veo muchos coches circulando despacio, muchos intermitentes que van y vienen, conducciones tensas. Sigo dando vueltas, comienzo a moverme en el asiento. Amplío el campo de acción, le pito a alguien. Ni las angelicales melodías de Charades, todo un remanso de paz, evitan que los nervios se tensen. Perdón, qué poca paciencia. Dese prisa, oiga. Pero date prisa, joder. ¿Qué hace ese? Pero, ¿¡dónde vas!? ¡La gente está tarada!...

Cuarenta y cinco minutos después encuentro un hueco, me abalanzo sobre él con el cuchillo entre los dientes y salgo del coche como si le hubieran prendido fuego. Puede que sea la falta de experiencia, pero esto consume. De verdad que no cambio mi bici por nada del mundo.

¿Qué sonaba? Charades ~ Revolución Solar (BCore, 2010)
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1 comentario:

Marco dijo...

Hola Lobo Eléctrico, te comprendo perfectamente, pues a veces he aparcado al lado de tu casa tras muchos esfuerzos, antes de que instalaran aquí ese "Corte en la Ingle" a veces tardaba media hora en aparcar sobre todo los viernes y tardes-noches con partidos de futbol... Ahora no me lo quiero ni imaginar en la pesadilla en que se ha convertido tras haber suprimido aparcamientos de la avda federico anaya, calles ayala, cabeza de vaca, diego de almagro,...