¿Qué tendría su guitarra que nos eriza el vello de la nuca? Misterio insondable, líquido magma de feedback y distorsión, transfigurador, vigorizante, hipnótico... sus dedos mágicos convertían las seis cuerdas en la flauta del encantador de serpientes, un agujero de gusano a través del cual viajamos hacia las regiones más remotas de nuestro universo interior mientras el hombre de melena cardada volaba durante horas, en trance extático, deslizándose sobre el filo de la navaja como un caracol (coronel Kurtz dixit) Un caracol propulsado por genio, drogas y el talento de algunos de los mejores músicos que dieron los sesenta.
A rebufo del "nuevo" album
Valleys Of Neptune (Experience Hendrix, 2010), la familia del mulato de oro se saca de la manga un nuevo paquete de reediciones con las que seguir ordeñando la vaca. Poco de nuevo hay en estas que no estuviera en las de 1997, consideradas en su momento definitivas en cuanto a formato y masterización. ¿El detalle? Las nuevas ediciones han sido tratadas a partir de las cintas originales por Eddie Kramer, el hombre que manejaba los botones en la mayoría de estas sesiones. Sonido mejorado y el gancho comercial de DVD's adicionales sobre la grabación y gestación de los discos, golosinas para completistas que apenas aportan novedades a un legado mayúsculo, completo en sí mismo, el nacimiento de una leyenda cuyo eco e influencia se extenderá durante centurias. Sus tres discos liderando a la Experience son historia básica de la música, infaltables en cualquier discografía.
Are You Experienced? (1967), el nacimiento de uno de los mejores power trios del universo Rock;
Axis: Bold As Love (1967), el fundamental segundo disco, capital en la evolución de la Experience y ensombrecido por su continuación, el supino
Electric Ladyland (1968), sato cuántico con el que Jimi se abre como una flor, rompiendo cualquier corsé existente en su sonido. Con él dio por finalizada su experiencia y consiguió las alas que le llevaron hacia el espacio exterior y la búsqueda de su auténtico sonido, dirección en la que se mueve el denso y también capital
Band Of Gypsys (1970), secundado aquí por unos Buddy Miles y Billy Cox que supuran negritud soul. Nada que no hayamos visto o escuchado ya mil veces, aunque, consideraciones morales y económicas aparte, esta es música superlativa a la que no se le deben poner peros. Verdadero alimento de gourmet para el alma.
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