Autocromo: Sueño en Imágenes

La placa autocroma fue el primer método para obtener fotografías en color. Patentado por los hermanos Lumiére en 1907, se trata de un proceso que emplea los principios de la síntesis aditiva. Sustituyó a la mayoría de  técnicas previamente existentes (ferrotipo, cianotipo, daguerrotipo...) y reinó hasta la invención de la película fotográfica.

Sobre una emulsión pancromática normal para blanco y negro se depositaba una capa formada por una mezcla de granos de almidón teñidos en tres colores primarios: azul, verde y rojo (generalmente). Esta pantalla actuaba como filtro selectivo durante la exposición, produciendo diferentes densidades en la imagen en función del color, la luminosidad y la intensidad de la imagen tomada. Tras revelar y positivar, la observación a la luz blanca a través de la misma pantalla de filtraje producía una buena impresión en color.

Aunque los autocromos resultan desvaídos comparados con las fotografías modernas, el encanto vintage (como dirían los anglopendants)  y onírico de estas imágenes puntillistas las convierten en codiciado trofeo para anticuarios y freaks de lo viejuno. Una de las colecciones privadas más espectaculares es la de Florent Van Hoof, ciudadano belga cuya web Autochromes From Belgium, dedicada al trabajo de tres de sus compatriotas, es un excelente punto de partida para adentrarse en este fascinante universo de polisacáridos tintados.

¿Qué sonaba? The Flaming Lips ~ Yoshimi Battles The Pink Robots (Warner, 2002)
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1 comentario:

Mónica Ezquerra Gutiérrez dijo...

polisacáridos!!! suena a prohibidísimo